ITINERARIO
ESPIRITUAL
El Itinerario Espiritual es el camino que se recorre a
través de nuestra vida espiritual: inicio (la primera conversión), la
iluminación (caemos en cuenta de lo que estamos haciendo mal y queremos
corregirlo) y por último la estabilidad
que se alcanza cuando se vive en la Gracia de Dios. También Segundo
Galilea nos habla de 4 etapas: la adolescencia espiritual, la juventud espiritual,
la madurez espiritual y la sabiduría espiritual. Básicamente es lo mismo, son
las diferentes etapas por las que vamos pasando en nuestro transitar por la
vida. Tomando en cuenta esto, Stefano de Fiores nos dice que el itinerario
espiritual debe ser personalizado, cada uno lleva su propio ritmo, de acuerdo
al contexto histórico en el que se vive, planteado en el marco de una
eclesiología de comunión y buscando la manera de integrar lo humano y lo
cristiano.
Garrido propone un esquema dividido en 4 momentos de
acuerdo a la edad cronológica, yo pienso que esto no siempre se da así, ya que,
como decíamos anteriormente, cada persona lleva su propio ritmo en el andar
espiritual o camino de fe. A. Grum piensa que la mitad de la vida es una crisis
de sentido y por ende, religiosa. Es una etapa decisiva en nuestro camino de
fe, donde debemos decidir si nos realizamos nosotros mismos por nuestra cuenta
o si estamos dispuestos a abandonarnos en las manos de Dios. Él, partiendo de la segunda etapa que propone Garrido, etapa de
seguimiento, sugiere 6 etapas que nos
pueden ayudar a dar sentido a la vida, superar la crisis y alcanzar la
conversión. 1) La Crisis: nos lleva al borde de apartarnos de Dios, por la
desesperación, la decepción o el
fracaso. 2) La Huida: es la negación
de la realidad, nos hace buscar soluciones en el mundo exterior. 3) Inhibición: conformándonos con
nuestra manera actual de ser, damos más importancia a nuestra seguridad y
convicciones religiosas, que al encuentro personal con Dios. 4) Conocerse a sí mismo: es
desagradable pero es importantísimo para superar la crisis. 5) Serenidad: Llegamos al punto donde
aceptamos entregarnos a la voluntad de Dios. 6) El nacimiento de Dios: Mirando en nuestro interior, reconocemos
nuestra impotencia y debilidades y es cuando podemos abandonarnos en el Espirito
Santo de Dios.
En la crisis Dios nos habla, podemos aprender qué es lo
que Dios nos quiere enseñar. No debemos huir porque podemos ser consolados,
dejando a Dios obrar en nosotros. El secreto es descubrir, conocer y entrar en
nuestro “mundo interior.”
El poema de San Agustín: ¡Tarde te Amé! Describe muy bien
ese sentimiento de pasarse el tiempo buscando respuestas en el mundo exterior,
sin darse cuenta, o no querer aceptar que todas las respuestas están dentro de
uno mismo. Cuando descubre uno eso, la emoción es grande y le viene a uno un
gran sentimiento de que ha perdido la mitad de la vida.
Doctrina – La mitad de la vida, como superación
Juan Tauler basándose en los místicos esenciales, afirma
que la unión con Dios se realiza en el fondo del alma de cada persona. Hace la
distinción entre hombre exterior y hombre interior. En el fondo del alma se
verifica la inserción de la gracia, allí el alma es totalmente espiritual y
abierta al infinito. Después de la
humanidad de Cristo, ninguna realidad creada está tan cerca de Dios como el
fondo del alma.
Tauler considera que con los 40 años comienza la vida,
pero no alcanza la verdadera paz hasta que su ser no sea imagen de Dios; hasta
que el Espíritu Santo le llene. Se consigue llegar al fondo del alma cuando se
deja actuar a Dios. Generalmente en el transitar por la vida, nuestras
debilidades, errores y fracasos, nos van vaciando y esto nos lleva una crisis,
que Tauler llama: “la crisis de la mitad de la vida” y San Juan de la Cruz la llama:
“la noche oscura”. Es una crisis de crecimiento.
Dimensión comunitaria y
social de la Espiritualidad
El
reto de la “nueva evangelización” es aprender a leer los signos de los tiempos,
el Evangelio no cambia pero los tiempos y las culturas si. Hay 3 desafíos que
nos deben interpelar: la secularización, la injusticia, la fragmentación y los
conflictos culturales y religiosos. Debemos lograr en nuestra vida una
“Renovación Interior”
La formación de los miembros de nuestras comunidades, es
fundamental, si queremos que todos seamos discípulos y misioneros de Jesucristo.
Pero frente a esto hay que tener en cuenta 5 aspectos
básicos: 1) El Encuentro con Jesucristo: Este
encuentro se renueva por el anuncio (kerigma), 2)
La Conversión: Esta conversión empieza con el Bautismo y la
Reconciliación, 3) El Discipulado: Son
fundamentales la catequesis y la vida sacramental. 4) La
Comunión: Se hace a través de la familia, la comunidad de
base y la parroquia. 5) La Misión: Anuncia
a Jesucristo y construye el Reino de Dios. No puede haber discipulado si no hay
misión, la misión se va realizando en
cada etapa del itinerario formativo.
El Papa Benedicto XVI, en Aparecida dijo: “vivir
la fe con alegría y coherencia, y tomar conciencia de ser
discípulos y misioneros de Cristo”. Él afirma que sólo la verdad
unifica, y su prueba es el amor. Jesucristo es el amor de Dios, que
se hizo también historia y cultura, El encuentro con Cristo en
la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a
la solidaridad. Entonces, de la
Eucaristía brotará la civilización del amor.